Paulo Coelho dijo:
“Dicen que a lo largo de nuestra vida tenemos dos
grandes amores; uno con el que te casas o vives para siempre, puede que
el padre o la madre de tus hijos… Esa persona con la que consigues la
compenetración máxima para estar el resto de tu vida junto a ella…
Y
dicen que hay un segundo gran amor, una persona que perderás siempre.
Alguien con quien naciste conectado, tan conectado que las fuerzas de la
química escapan a la razón y les impedirán, siempre, alcanzar un final
feliz. Hasta que cierto día dejará de intentarlo… Se rendirán y buscarán
a esa otra persona que acabarán encontrando.
Pero les aseguro que no pasarán una sola noche, sin necesitar otro beso suyo, o tan siquiera discutir una vez más…
Todos saben de qué estoy hablando, porque mientras estaban leyendo esto, les ha venido su nombre a la cabeza.
Se librarán de él o de ella, dejarán de sufrir, conseguirán encontrar
la paz (le sustituirán por la calma), pero les aseguro que no pasará un
día en que deseen que estuviera aquí para perturbarlos.
Porque, a
veces, se desprende más energía discutiendo con alguien a quien amas,
que haciendo el amor con alguien a quien aprecias”
(mil ideas a mil kilómetros por hora en mi cabeza)
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