una semana después

Lo dulce de la tarde se reflejó en una torta de chocolate y en un helado. El té reflejó lo caliente, lo caliente del tema, de la situación y del dentro de cada uno.

En la mesa del lado, al lado de una inca kola dos manos se conocieron por primera vez. Se tomaron, se presentaron y se acariciaron. Él se sorprendió de la mano de ella, pero la aceptó tal y como era; él tiene las cosas claras, a él no le importa. Ella se sorprendió y lo tomó por el brazo; no estaba segura, pero siguió adelante; yo lo sé.

En nuestra mesa, él dijo algo que había pensado hace mucho: “ha pasado mucho tiempo, pero en ese tiempo nunca he tenido una certeza, siempre ha habido incertidumbre y duda – y la Duda-. Ella se asustó, se entristeció y se quiso ir.


Él le pidió perdón, ella lo aceptó. Él no la pasa bien pese a las disculpas dadas, pero sabe debe seguir adelante ¿debe? Ya no sé…